Pasamos por aquí gracias a que nuestro avión se desvío y
como dije por ahí en otra publicación debíamos cambiar nuestra ruta si es que
no queríamos cambiar nuestro destino.
Tacna es una localidad pequeña pero muy hermosa, no le
envidia nada a las grandes ciudades de Perú como Lima o Cusco.
Tacna no era un lugar que nos exigiera quedarnos para
cumplir con el recorrido que teníamos pautado, pero cuando llegamos el misticismo
literario nos invadió.
Gracias a la “La señorita de Tacna”, la ciudad tomaba otro
color para nosotros.
La literatura aparecía por donde uno caminara, había librerías
por todos lados e innumerables adolescentes comprando libros y leyendo en las
plazas. Esta imagen para dos bibliotecarios paseando por territorio desconocido era realmente alentadora y muy romántica.
Pasamos por una biblioteca, en donde nos encontramos que
estaba cerrada los primeros 15 días de enero por control de inventario.
Solo pudimos ver la fachada, pero nos fuimos de ahí muy
contentos ya que nos dimos cuenta que hacían muy bien su trabajo.
La promoción de la lectura y difusión del libro estaban
arraigadas a cada rincón de esa pequeña y luminosa ciudad.
Sumamente recomendable para quien quiere conectarse con las rutas no tan conocidas del Perú
Sumamente recomendable para quien quiere conectarse con las rutas no tan conocidas del Perú
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