miércoles, 24 de octubre de 2018

Yo miro a Buenos Aires desde el nido de un gorrión.


Igual que el Polaco, yo miro a Buenos Aires desde el nido de un gorrión.

Vivo en esta hermosa ciudad desde que me acuerdo. Aunque frecuento su centro hace 15 años, tal vez un par de años más. Hace alrededor de dos años tal vez tres, es imposible caminar por sus calles si uno no practica el olvido y la indiferencia.

Cada vez duele más ver la gente durmiendo en la calle con chicos, con viejos, enferma, triste, olvidada, sola.
Cada vez más Buenos aires nos pide que seamos indiferentes, que miremos para otro lado. Pero lo pide de una manera violenta. Lo pide lastimando.

Siento un puñal que se clava y disfruta escarbando en la congoja del centro de mi ser cada vez que con frío y lluvia cruzo con alguien que ya se bajo uno o dos nylons para resguardarse del clima helado. Ese frío húmedo que tiene Buenos Aires en época invernal.

Y ni hablar cuando hay viento, ese viento que corre por las callecitas de la ciudad que como dice el tango tienen ese que se yo, viste…

Julio se ha transformado en un mes tremendo, pensado para llorar. Cuando se ve que el clima se complota para que la gente que duerme en los marcos de los edificios antiguos de esta loca ciudad la pase mal, pero mal enserio.

Y después se piensa que esta gente está allí porque quiere No?… 
A mí me resulta difícil pensar que alguien porque quiere se tenga que bajar una botella de ginebra para aguantar el frío y olvidar que está durmiendo en una de las glorietas de la plaza del congreso, bajo los árboles, bajo el rocío. En realidad a mí cada vez me resulta más difícil no ahogarme de angustia en esta triste ciudad.

Te acercas a veces con un dulce y algo caliente para apalear esa tristeza y angustia. Sentís que ayudas un poco, quieres que ellos sientan que no todos somos indiferentes.

Pero allí es donde llega un desafío aun mayor, cruzar las miradas con ese ser humano que esta sentadito ahí en la calle o en un escaloncito de algún edificio y literalmente los tenes que mirar desde arriba. Porque aunque que te acerques e inclines ellos siguen ahí en el suelo frío y gris, de esta puta ciudad.

Charlas un poco, les das la mano, les preguntas el nombre y que necesitan. Ropita para los chicos te dicen a veces, alguna cosita para comer…jamás me pasó que me pidieran dinero cuando me acerco a ofrecerles ayuda.

La profundidad de sus ojos son la frustración de los míos. Porque si es verdad que llevamos el alma en la mirada, es en esos momentos cuando uno realmente se da cuenta que la vida no es como nos la contaron.

Será que primero hay que saber sufrir, después amar, después partir y al fin andar sin pensamientos, como dice el tango…

La verdad no lo sé, pero lo que si se es que esta ciudad ahoga y cada vez entristece más.

Al punto de querer huir, salir desconsoladamente corriendo.

Walquiria Salinas


lunes, 15 de octubre de 2018

¿Sos feliz?

El fin de semana hice una pregunta que sin pensarlo al poco tiempo me fue devuelta sin intermedios.

¿Sos feliz? 
Esa pregunta apareciendo en mi vida en un solo fin de semana (yo preguntando y yo contentando) fue curioso y muy sugerente, ya que el común de mis fines de semana nada tienen de filosóficos, y por eso pensé...

¿Se puede contestar esa pregunta? 
Por naturaleza humana miramos siempre primero las desconformidades junto con  las desgracias que tenemos en la vida. 

¿Es posible contestar? 
Cuando sucumbimos de rodillas a ese tormento de miserias que estamos convencidos que son muchas, y siempre más, que las alegrías que podemos contabilizar. 

¿Con qué cosas uno es feliz? 
Muchas veces sabemos con lo que NO somos felices pero no tenemos muy claro con lo que SI lo somos.

Sabemos por poetas y pensadores que debemos concentrarnos en las cosas pequeñas de la vida para entender la felicidad. 
Un beso de un hijo, una tarde soleada, una sonrisa de nuestros padres y variedad de cosas mas.

Pero todo eso dura no mas de dos o tres segundos. 
Entonces,  ¿Será que la felicidad es eso? ¿Dos o tres segundos? 
Hubiera preferido que me pregunten de que te tenes ganas de quejarte, ¿Qué te molesta de tu vida?, o ¿Qué querés comer esta noche? 

Hubiera sido mas fácil contestar. 

Aveces la felicidad se centra en lo que no sucedió, o lo que hubiera gustado que suceda, por que lograr que ahora suceda algo que ya no sucedió, seguramente ya no daría felicidad.
Imagino también que la búsqueda de la felicidad es una utopía como la plantea Fernando Birri en la boca de Galeano. 

Algo que como seres humanos buscamos siempre desde que desconsoladamente llorando llegamos a este mundo y quejándonos angustiados nos despedimos de él. 

Pensándolo bien creo que aunque lo intente no pude contestar. 

Pero lo que si puedo aseverar es que me sigo preguntando y que estoy segura que cada uno desde su lugar debe buscar la felicidad 
y sugiero que nadie intervenga negativamente en la felicidad de otros por que la lucha es permanente y si...

 "Si no nos dejan soñar, no los dejaremos dormir"