jueves, 24 de marzo de 2022

Crónicas de un tejuelo Pandemico. De un departamento a una casa

Tejuelo es un gato que llego cuando alguien mas se fue. Admito que su llegada fue dentro de un marco que egoísmo y soledad. Llego bastante mugrientito y muy sacudido por la vida a sus cortos 10 meses Pero bueno en fin, llego.

Tejuelo vivió durante varios en años en un departamento donde sus fronteras estaban bien definidas. Vivía en una escenografía, como la película de Truman Show. Su territorio era el balcón y la puerta de entrada por un lado, la habitación y la cocina por el otro. 

Nunca hizo el amague para suicidarse desde el balcón aunque si, dos veces (en los casi 4 años que vivió allí) siguió su curiosidad y termino tres pisos mas arriba perdido entre los departamentos y pasillos a oscuras.

Supongo que la ausencia de luz activa el instinto gatuno.  

Aprendimos a llevarnos bien, a congeniar mediante miradas, movimientos y actitudes donde especialmente yo, aprendí a entenderlo observándolo y estudiándolo. 

Luego de pasar una pandemia. Yo decidí cambiar nuestro destino y mudarnos a Provincia de Buenos Aires.

Eso fue particularmente catastrófico para Tejuelo por que las fronteras bien defiendas que tenia en el departamento se diluyeron entre medianeras y paredones donde del lado del vecino había grandes perros que asechaban o gatos que desafiaban. 

Los gatos no son egoístas como todo el mundo cree. No son pocos cariñosos como todo el mundo piensa . Ellos tienen un amor desapegado, un sentimiento bien definido, algo que nosotros deberíamos poner mas en practica. 

Adaptarse le costo mucho a mi gato, se escapo dos veces las cuales pude salir a su rescate. Al principio lo ataba para que no se escape y sufrí mucho las dos veces que pensé que no volvía mas. Pero después me di cuenta que querer controlar la vida de un gato como como tratar de controlar un universo en pequeñito, es imposible. 

La veterinaria de cabecera me dijo "No hay solución" 

Fui a consultar a otra veterinaria amiga que  me dijo, o lo humanizas (que no te lo recomiendo) o aceptas su esencia felina. Decidí aceptar. 

Cuando yo asumí que el tema con Tejuelo era mas mío que de él, Tejuelo entendió sus nuevos limites. 

Somos nosotros los que depositamos nuestras frustraciones y expectativas en los animales. En realidad somos nosotros los que depositamos esos sentimientos en los demás no solo en los animales.

Para que Tejuelo se adapte al nuevo lugar  le tuve mucha paciencia y el me la tuvo a mi. De apoco fuimos con una cuerdita explorando la casa para que reconozca su lugar. Un tarrito con comida que hiciera ruido para llamarlo cuando fuera necesario y nuevamente mucha paciencia para esperar que él fuera quien decidiera cuando ya había concluido la delimitación su nueva morada. 

Así en un momento casi mágicamente se acostumbro a que puede de día andar suelto  y de noche debe volver a su casita y dormir adentro para no hacer malas juntas (como decían las abuelas) 

Tejuelo, no es un gato cualquiera, es tremendamente especial , solamente por que es mío.