lunes, 18 de enero de 2021

Un señalador

 Disfrutar de buenas lecturas resulta tan importante como elegir consciente y responsablemente que señalador usa uno para marcar el descanso y la reflexión.

Ese señalador tiene la responsabilidad de ser el puente que conectará nuevamente nuestra alma con esos suspiros en forma de letras.

No desestimen nunca a nadie que les regale un señalador. Son puentes entre mundos.
El señalador y quien se los regalo.



viernes, 15 de enero de 2021

Mi vinculo con los libros. Juan Salvador Gaviota




Mi vinculo con los libros es tan estrecho que me asombra. Supongo que ya no debería impresionarme pero conforme pasa el tiempo, se acentúa cada vez mas. 

No todos los libros son lindos, buenos, divertidos o recomendables pero al fin y al cabo son libros. 

Hace una semana llego uno, su nombre Juan Salvador Gaviota. 

El pobre era un alma en pena. su tono de voz era preocupante, estaba hacia tiempo buscando su alma gemela, me dijo que lo esperaba hacia mucho tiempo y que necesita reunirse con ella. 

Juan  Salvador o Juancito como lo empecé a llamar, estaba desde la década del 70 dando vueltas por bibliotecas y librerías de rejunte. Lo vendían como usado, lo volvían a comprar. Lo leía algún alumno aplicado para su clase de literatura, lo volvían a vender y así. 

Juancito era el incomprendido del grupo y por eso decidió volar hacia mi, me conto, que lo que mas deseaba era la libertad. 

Pero, una gaviota ¿Ya no es libre ? 

Una gaviota puede volar, hacer piruetas en el cielo, jugar con sus alas y el viento. 

 Y aun así ¿No es libre? 

Juancito me explico que la libertad es otra cosa, que podemos estar sueltos pero no ser libres, podemos estar acompañados y sentirnos solos, podemos estar enamorados y no ser correspondidos. 

Juancito me dijo también que quería llegar a las manos de su alma gemela para sentirse libre y que necesitaba ayuda para eso. 

Yo creo que hoy lo ayude, simplemente con el hecho de estar allí acompañando. Por que yo no hice nada, pero sentí que hice mucho. Reuní a un libro y a su dueña, dos almas gemelas que en busca de paz hablan entre sueños de lo bonito que seria encontrarse uno con el otro.  

Ese libro esperaba a esa dueña hace mas de 50 años entre libros empolvados y ventas de usados.        Ese libro y esa dueña, almas gemelas, estuvieron siempre destinados a estar juntos, como dos luces que unidas por un brillo invisible vuelan en los cielos celestes de gaviota.


 

https://es.wikipedia.org/wiki/Juan_Salvador_Gaviota

Les dejo una linda conferencia sobre el simbolismo de Juan Salvador 




 




martes, 12 de enero de 2021

Aguafuertes pandemicas. Engañando al aburrimiento




Los primeros tiempos de la cuarentena decretada por el Gobierno Nacional, aquí en Buenos Aires fue sumamente rígida, y por lo tanto muy aburrida para los que tuvimos el privilegio de quedarnos en casa, recuerdo el primer día aprovechar y dormir gran parte de las horas. 


Pero cuando me encontré en pijama por más de cuarenta y ocho horas empecé a enloquecer. Salía solo a realizar compras de primera necesidad y viviendo en la parte mas centrica de la ciudad, la soledad era impresionante. 


Parecía que había caído una bomba atómica y habían desaparecido gran parte de los humanos. Las calles más movidas de la ciudad como Avenida Corrientes y Avenida de mayo que suelen tener teatros, cines, bares, restaurantes gente caminando de acá para allá y un movimiento incansable que en otros momentos agota, parecían muertas, solo estaban abiertos los supermercados y los negocios de primerísima necesidad. 


Días antes se habían cerrado las fronteras por lo que ya casi no había turistas en la ciudad, pero y, ¿La gente que vive al día? ¿Que gana su salario con las ventas y servicios diarios? 

En el centro de la Ciudad hay cantidad de gente en situación de calle durmiendo en las calles, esa gente ¿Dónde estaba? 


El paisaje era desolador, en las metrópolis no se espera nunca ver que de golpe el movimiento queda congelado y que de un momento para el otro todo desaparece. 


No estaba permitido ni siquiera salir a caminar, se venía de vez en cuando un policía dando alguna vuelta y alguna persona que asustada pasaba rápidamente sin cruzarse a nadie. 

La primera semana después del susto empecé a sentir el aburrimiento y comencé a volcarme a los libros que uno siempre tiene “para leer después” 

Saqué una silla al pequeño balcón que tengo en este departamento y me empaché de lecturas mientras los días se convertían en semanas y las semanas en meses. 


En el medio pasó mi compleanos numero treinta y ocho,

en el medio estableci un nuevo vínculo con mi gato,

en el medio charle telefónicamente con personas que hace rato no lo hacía,

en el medio arme un grupo de wapsap con los vecinos del edificio, 

en el medio pensé que nadie llegaba vivo a fin de año, 

en el medio pasaron muchas cosas, mientras no pasaba nada. 


Una de las cosas que más me hizo ruido fue que mi aburrimiento estaba siendo el apocalipsis de otros, mientras yo me aburría otros se estaban quedando sin trabajo, mientras yo me aburría, otros estaban empezando a pasar hambre, mientras yo necesitaba engañar el aburrimiento, otros no sabían cómo engañar la panza. 


Durante ese primer periodo de la pandemia en Buenos Aires, era difícil engañarnos a nosotros mismos.


viernes, 8 de enero de 2021

Aguafuertes pandémicas. Yo no tengo la culpa

 Yo no tengo la culpa 



Se podía decir que Robertito  tenía algún balurdo con su apellido, pues bien yo lo tengo con mi nombre y en cuarentena aún más. 

Se preguntaran por que, y la simple respuesta es por que uno tiene mas tiempo de pensar estupideces.


Además empecé a comprar casi todo por internet y de golpe me di cuenta que la gente no puede o no quiere pronunciar correctamente mi nombre. 

Las compras por internet que todos empezamos a hacer de una manera más compulsiva pusieron en evidencia este asunto.

Me gustaria saber si la gente que se dedica a las ventas ya estará midiendo en estadísticas esta cuestión de las compras on line. Yo por lo pronto empece a poner en orden mi colección de literatura infantil anterior a 1950 y empecé a comprar libros que si no fuera por la cuarentena tal vez no lo hubiera hecho.


Es toda una ilusión esperar la compra en cuestión, analizarla pensarla y cuando la realizó esperar el envío o la moto. Cuando llega abrir el paquete disfrutar el libro, las ilustraciones si es que las tiene, oler las páginas a pegamento viejo, y ser feliz por un momento. 


Lo último que me llegó fue un Dumbo del año 1941 editado acá en buenos aires, con unas ilustraciones de maravilla, estaba un poquito deteriorado pero cositas propias de un libro de mas de mas de 70 años.


Sigo comprando, pero esta vez sin culpa. 


jueves, 7 de enero de 2021

Aguafuertes pandémicas. Los chicos que nacieron viejos


 Los chicos que nacieron viejos 


El sábado 16 de mayo después de casi dos meses de cuarentena, se habilitaron sólo en la Ciudad de Buenos Aires las salidas recreativas para los menores de edad según número de DNI de los padres, para no agolparse a modo de horda desenfrenada en las plazas y parques, cosa que fue justamente lo que sucedió.


La consigna era salir a dar una vuelta a no mas de 500 metros de las viviendas pero lo que realmente se vio fue una manada de niños y niñas que coparon las calles con monopatines, bicicletas triciclos y demás vehículos de tracción a sangre. Que les pasara en el “mate” a esos purretes dice Roberto en su aguafuerte, yo hoy mas de cien años después me pregunto lo mismo. 


Como procesa un niño pequeño que hay afuera un enemigo invisible que nos asecha al punto de amenazarnos  con la muerte y con una enfermedad que ni los mismos adultos podemos explicar. 

Voy caminando por el micro centro y paso por la plaza de la república (nada mas lejano a una plaza de verdad) este espacio construido en el centro de la ciudad exhibe los escudos de las provincias y el obelisco, regalito de algún franchute excéntrico allá por principios de siglo. 


Pero de golpe hoy se convirtió en un lugar de juegos y esparcimiento para muchos chiquilines que necesitan respirar algo mas que la ansiedad de sus padres, 

que necesitan vivir un poco mas allá de sus neo-nervios infantiles,

que necesitan ver que nos son los únicos tienen prisión domiciliaria.


En la plaza de tribunales esta casi todo cerrado.

Lo caniles tienen llave y algunos lugares de juego esta clausurados con cintas rojas del personal de transito. 


Todos caminamos al rededor de la plaza una, dos, tres vueltas, “dos y dos son cuatro, cuatro y dos son seis, seis y dos son ocho y ocho dieciséis” 

perdí la cuenta, cuantas vueltas nos falta para tomarnos de las manos en ronda y cantar

ha pero es cierto, no podemos tocarnos.


La ciudad así oscurece, con niños todavía dando vueltas por las calles como si se resintieran a dejar que el día se termine.