Igual que el Polaco, yo miro a Buenos Aires desde el nido de un gorrión.
Vivo en esta hermosa ciudad desde que me acuerdo. Aunque frecuento su
centro hace 15 años, tal vez un par de años más. Hace alrededor de dos años tal
vez tres, es imposible caminar por sus calles si uno no practica el olvido y la
indiferencia.
Cada vez duele más ver la gente durmiendo en la calle con chicos, con
viejos, enferma, triste, olvidada, sola.
Cada vez más Buenos aires nos pide que seamos indiferentes, que miremos
para otro lado. Pero lo pide de una manera...